erraol

Si habéis seguido el blog durante la mañana veréis que ha empezado pletórica, bueno el ritmo ha bajado, ahora está la cosa tranquila y va de compras, pero como lo prometido es deuda paso a relatar este Prólogo de amor, cuyo epílogo espero no llegar a conocer porque será señal de que la historia tiene continuación.

Una de mis compañeras, despues de años y años de soledad ha decidido poner fin a la situación y ha conocido a un señor, que está de muy buen ver y de mejor tratar. Hasta aquí ningún problema, todo correcto.

El problema podría estar en que él está casado, pero esto tampoco supone problema alguno, él tiene claro que ella es el amor de su vida y está dispuesto a divorciarse, con todo lo que esto lleva consigo, de repartir la vida, todo, con su expareja. Bueno esto tampoco supone un problema en principio.

El problema viene cuando él dice que se divorcia y así pueden casarse, él es un señor convencional y tradicional, bueno muchas de nosotras estaríamos contentísimas y pensando que él es ¡divino de la muerte! guapo, bien situado, culto, divertido, cariñoso, detallista, buen poeta,.... Pues no. Para mi compañera no está bien esto, que se divorcie sí, pero lo de volver a casarse, ella dice, que como que no, que ella lleva muchos años sola y acostumbrada a vivir así y que no está dispuesta a ceder ni un ápice en cuanto a esto, que ella sólo quiere, ojo al dato, "AMAR Y SER AMADA" (no pide nada), y que para esto no hace falta estar casada.

Bueno, razón no le falta, está bien eso de amar y ser amada, ahora bien, en qué momento de la historia, afortunadamente, la mujer española ha evolucionado tanto que su objetivo en la vida ya no es el matrimonio, si no "Amar y ser Amada". A ver si va a resultar que la carca soy yo, por lo de decir no al matrimonio, que toda la vida he pensado que era muy lanzada y va a ser que soy mas tradicional que la derecha más derecha...

Claro que bien pensado... a mí también, como a ella, me gusta tener mi propio espacio, y libertad, tengo mis costumbres, necesito mis ratos de soledad, hay una diferencia que yo sí tengo la suerte de que mi pareja respeta mis llamemoslo "rarezas".


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