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De vez en cuando la naturaleza tiene a bien recordarnos que, mal que nos pese, ella es la dueña y señora de nuestro planeta. Y así lo ha hecho una vez más, esta vez, en forma de erupción volcánica en Islandia y ha conseguido que toda Europa viva, impotente, mirando la nube de humo y cenizas que se despliega sobre ella.

Los aeropuertos de buena parte de nuestro continente están cerrados al tráfico, y millones de personas han tenido que suspender sus vuelos y buscar otros medios alternativos de locomoción que les permitan llegar a tiempo a sus trabajos, estudios, etc. incluso cruzando el continente de un extremo a otro.

Si este nuevo aviso sirviera para algo, pero me temo que continuaremos, como siempre, viviendo de espaldas a sus enseñanzas, alguna vez será demasiado tarde.

Buenas tardes chicas.