Se supone, la tranquilidad se supone, porque, de eso nada, pero nada de nada, que en este pueblo no hay quien duerma, vamos. Os cuento.
Uno pensaría que los sábados por la mañana esto sería un remanso de paz y calma, pues no, de eso nada, ahora que terminó la caza, y ya las jaurías de perros, realas, que me he enterado que se llaman realas y no jaurías, pues eso ahora que los perritos de caza no ladran esperando a que sus amos salgan del bar de desayunar para encaminarse al almuerzo que les llevará luego al puesto que han de ocupar en la cacería. Pues llegan los vendedores ambulantes y ya me parece bien que vengan pero que no den esos bocinazos, ¡hombre! que una madruga toda la semana y le gusta dormir hasta las mil y quinientas los sabados, bueno pues cuando no es el de los melocotones, es el de los melones,el de ¡compramos y cambiamos, cambiamos colchones de lana !, y si no, es el típico vendedor de ropa que aparca en la plaza y pone los altavoces a tope y jota va, jota viene. Que no digo yo que no esté bien escuchar a Camila Gracia a las nueve pero ¿en sábado?
En fin, cuando ya por fin una piensa: ¡se acabó! mi madre ha ido al vendedor y le ha dicho que por favor baje la música, y elvendedor muy amable la baja, pues entonces, llega el de la obra a avisar que ha habido un reventón, y claro mi marido no está en casa, porque ese madruga siempre, total, que al final te levantas y le llamas, y tú te vuelves a la cama pensando ahora sí me dejarán dormir, pues tampoco, otro que se queda pegado al timbre de la puerta y que llama a mi madre, también preguntando por mi marido, pues no, no está, ya se fue a trabajar si, volverá a comer, adios.
Yo, hasta las narices vuelta va vuelta viene, pensando aún me dejarán dormir hasta las diez y media, pues tampoco, ahora es el turno del teléfono: ¡Marimar! si soy yo, de mal genio pero yo.
Total que no ha habido manera de dormir, y ya pues dado que estaba levantada a desayunar se ha dicho, jaja una tostada con aceite de Aberquina extra de las que cultiva mi marido y que estaba que te mueres, fruta y cafetito, que ya está bien de abstinencia de cafeína.
Ah! y mañana tampoco se podrá dormir porque sonarán las campanas pero no tan, tan, ¡que va! al vuelo y repicndo que para eso es fiesta y hay que repicar en señal de regocijo y para que no se nos olvide que hay Misa, jeje.
La tranquilidad del medio rural ya veis, me río yo de la Castellana en hora punta.
Feliz fin de semana.