Anoche, cuando me iba a la cama a las doce y un minuto después de lavarme la cara y las manos como manda la tradición, bien es verdad que hay que hacerlo en la fuente y si te vas hasta Cillas pues mucho mejor, no era yo consciente de la tragedia en que se había convertido la fiesta de San Juan que tanto gusta de celebrar en Cataluña, era consciente de que posiblemente tardara en dormir.
Esta mañana cuando me he subido al coche lo primero que he escuchado ha sido el accidente. A veces somos inconscientes y nos saltamos las normas sin pensar, hoy ha sido en las vías del ferrocarril, mañana es un stop, etc., etc. Hay algo que en su día me llamó la atención cuando empezamos a ir a Blanes y alrededores a la playa, y era la cantidad de carteles avisando constantemente de que se utilizasen los pasos subterráneos y que estaba prohíbido cruzar las vías. Parece que no es suficiente con avisar, los españoles somos especialistas en saltarnos las normas, muchas veces sin pensar en las consecuencias, no voy a entrar más allá de culpas o no culpas seguro que estarán repartidas como siempre, aunque en principio parece una imprudencia, solo sé que doce vidas jóvenes están truncadas, que 13 están en el hospital y cuando salgan tendrán pesadillas con el tren una larga temporada, además también tenemos al maquinista que seguro que sufre y aquellos viajeros que presenciaron el accidente, las familias de los accidentados, la incertidumbre de aquellos que no han podido localizar a su seres queridos que permanecían atentos a la fiesta y al margen del accidente y no han regresado aún a casa o lo han hecho de madrugada o al amanecer.... Es una de esas ocasiones en que te ves impotente y todos los comentarios sobran.
Cambiemos el tono, bueno, pues ayer por la tarde estaba yo en el bar Puchilibro tomando unas cañitas tranquilamente y venga a pasar coches y venga a llegar gente, y de pronto vi a unos veraneantes catalanes y caí en que era San Juan, lo primero que pensé fue: "esta noche habrá petardos, a dormir tarde". Y efectivamente así fue, andaba yo en mi sofá leyendo y renegando, diciendo ya son casi las doce, buf cada día descanso menos y se me hace más corto este rato, si apenas he podido leer... cuando empezó el suplicio de los petardos, comenté con mi marido: Los "vecinitos" están empezando a dar la tabarra, (no con estas palabras, pero estas son políticamente correctas, jeje), y mi marido, tranquilo como es él cuando el problema no le atañe directamente, me dice: Dales un rato mujer, ya sabes que a los catalanes les gusta esto del petardo. Y yo, pensaba para mis adentros, claro, claro, pero a ver que cara pondrían si mañana a las seis les pongo la radio a tope abajo en la calle antes de irme, lo pensé y tal cual lo pense lo dije en voz alta, mi marido se echó a reír y suelta con sonrisa de oreja a oreja: No puedes, tenemos la calle en obras y no puedes poner el coche abajo, jaja, así que vamos a dormir y como estamos en crisis piensa que son catalanes y este año no habrán comprado muchos. Efectivamente, a los pocos minutos, no creo que llegase más allá de las doce y cinco la celebración pública terminó, de la privada doy fé.
Buenos días chicas.