Nada duele más que el dolor de los hijos, nada duele más que no poder limpiar sus lágrimas y sacarles de un empujón hacia arriba, nada duele más que la impotencia de no poder decir ni hacer nada.
Hace unos días a principios de mes me tocó la lotería, podría perfectamente haber sido mi hija en lugar de su amigo. Podríamos haber sido cualquiera de las otras madres y padres que hoy acompañábamos a los papás de Arturo, hemos tenido más suerte que ellosy creo que todos éramos conscientes de ello, no hemos sido nosotros, daremos gracias por ello, aunque sea una muestra de egoísmo. Pero en este caso ¡bendito egoísmo! y ¡bendito Tú, que has dejado a mi hija aquí conmigo!
Hoy les veía a casi todos ellos despidiendo a su amigo y se me partía el alma. Los C.N.I. siempre tan bullangueros y juerguistas, hoy lloraban impotentes, alguno ha hablado en nombre de todos los demás, gracias por tus palabras Pablo y gracias a todos vosotros por seguir siendo una piña y seguir estando ahí sobre todo en los momentos difíciles.
Que difícil es para una madre ver a su hija con el corazón partido de dolor, te das cuenta de que ya no puedes salvaguardarles de él, que ya no está en tus manos evitar que sufran.
Esta es la verdadera vida chicos, bienvenidos a ella, aunque os aseguro que nos hubiera gustado que permanecieseis más tiempo en la ignorancia del dolor. Sois chicos privilegiados no habéis conocido el verdadero sufrimiento hasta después de adultos, otros niños no tienen vuestra suerte.
Gracias por habernos mandado a esta esquinita del noroeste de Huesca, seguimos siendo seres privilegiados por todo cuanto nos rodea y sobre todo, por todos aquellos que nos acompañan en este paseo que es la vida.