Irremediablemente se me ha ido la mente al recuerdo y a otro tiempo no muy lejano cuando en mi casa teníamos bar, y he recordado la cantidad de trabajo que había en un día como este, porque nos guste o no, el Madrid-Barça ha generado muchas noticias siempre, pero también mucho trabajo a los que como en mi caso hemos nacido y nos hemos criado en el negocio de la hostelería. Como decía he recordado el montón de trabajo que había, cenas, bocadillos, quemadillos, cervezas,..., ese día las partidas de cartas se interrumpían prácticamente y sólo algunos clientes que se declaraban enemigos del fútbol osaban jugar un guiñote, "subastao", o cualquier otro juego, eso sí se decían enemigos del fútbol pero siempre miraban por el rabillo del ojo como iba el partido.
Veo a mi padre con su faria en la boca sentado al final de la barra en una banqueta con la radio en la oreja y mirando la tele y discutiendo la jugada, él no trabajaba durante el partido, veo a mi madre ir de lado a lado de la barra atendiendo a unos y a otros y a mí misma sentada detrás de mi padre sobre la nevera mirando el partido y levantándome de vez en cuando a poner una cerveza o similar.
Eran otros tiempos, en los que el país se paralizaba cuando había un partido de interés nacional, tiempos en los que los niños estábamos en el bar con el humo del tabaco, y echábamos una mano poniendo alguna cañita o haciendo un café, hoy en día es impensable que un niño ayude a sus padres en un bar de pueblo, porque hay humo, porque no pueden manipular el alcohol..., como siempre creo que la ley tiene sus pros y sus contras. Tengo una amiga maestra, una de muchas alguna vez creo haber comentado ya la cantidad de maestros que hay en mí pueblo, que dice que los niños de la hostelería son distintos y que se les nota que sus padres se dedican a ese negocio, nunca nadie me ha dicho a mí que yo lo sea, es verdad que solemos tener más dinero en el bolsillo, que somos más independientes porque aprendemos desde pequeños que nuestros padres tienen unos horarios especiales y no siempre están a nuestra disposición, pero eso no quiere decir que descuiden nuestra educación, por el contrario te hace valorar más esos momentos de tranquilidad laboral que te permiten sentarte en la falda de tu madre mientras ella descansa junto a la estufa y charla con algún cliente y vecino, te permite valorar más las contadas fechas en las que puedes comer o cenar toda la familia juntos, en fin eran otros tiempos y hasta los horarios han cambiado en la hostelería, hoy día hasta tienen días de fiesta algo impensable para mis padres. Aún recuerdo cuando volvíamos de vacaciones que no podíamos ni descargar las maletas, estaban los clientes esperándonos en la plaza y con la maleta en la mano, mi padre corría a abrir la puerta del bar, y que antes de llegar arriba ya estaban los primeros clientes pidiendo su consumición.
Otra observación curiosa es que pocas veces los hijos siguen los pasos de los padres y continúan con el negocio familiar, yo no lo hice, y no me arrepiento, aunque reconozco que si no hubiera cerrado posiblemente tendría más dinero, pero menos calidad de vida y ninguna vida familiar, de este modo disfruto de mi familia y vivo relajada sin humos propios ni ajenos y claro, con menos dinero en el bolsillo.
Comienza la segunda parte y seguimos perdiendo 0-1, sigo convencida de la victoria del Madrid.
Feliz noche de sábado futbolístico chicas.
Pues cariÑo compartamos la derrota, ni modo. Me encantó adentrarme en tu infancia, ahora se porque tu mami siempre tiene platos ricos cuando charlamos jajaaj. Ann ayerid