Mientras doy el salto del sofá a la ducha y vuelvo a la vida, escucho como sonido de fondo la lavadora y a unos pesados que a las 12 y 26 minutos de la mañana no encuentran el camino de su casa y siguen cantando en la plaza.
Hoy terminan las fiestas, pero, hoy es el día grande y tela marinera lo que me queda, para empezar misa de las de homilía larga, coral y órgano, osea que las dos y media cuando salgamos, luego el vermouth institucional, aquí solo acto de presencia, luego comida familiar, mis bodas de plata, cuando salgamos de aquí corriendo a casa para empezar a preparar el chocolate, si ayer el día fue de los mayores y del ciclismo, hoy es para los niños, así que tienen una tarde repleta de actos, disfraces, grupo de animación..., en fin que no habrá siesta.
Luego después de los niños llegarán los mariachis, a ver si es verdad que llegan, porque como Mexico está lejos parece que no encuentran el camino.
Cenaremos en la plaza carne a la pastora, a ver como les sale al grupo Pastores, nunca lo hemos probado. Y ya por fin, otra noche de marcha para los del pueblo, porque como mañana es lunes el personal de los otros pueblos tendrá que trabajar.
Descansar tendrá que ser en el trabajo, porque aquí imposible.
En unos minutos saldré a la calle y me empezarán a informar de los destrozos que el botellón ha dejado en el pueblo, nos invade demasiada gente y pasa lo que no tiene que pasar, que la cosa se desmadra. Espero que el cura no se acuerde del ruido que ha hecho la discomóvil hasta las siete y media de la mañana, porque si yo que estaba agotada no he dormido, me temo que el resto del pueblo tampoco. Menos mal que sólo son cuatro días al año.
Buenos días chicas, sigo viva y coleando y esta noche aún quedarán fuerzas para echar unos bailes y unas cañitas.
Ah se me olvidaba decir que ayer nos visitó Induraín, había una carrera ciclista, muy amable posó y posó y firmó autógrafos a todo aquel que quiso, se llevo unos recuerdos del pueblo y una lluvia de cariño de las masas que no le olvidan.