Volvía a casa después de tomar un café en el bar, a medio día cuando justo en medio de la plaza, delante de la puerta de la Ibercaja, me encuentro a la madre de un amigo con su bastón plantada en medio de la calle en obras, le pregunto:
_ ¿Pero F. que haces ahí, no ves que te puedes caer?
Me responde ella:
_ Calla, que estoy esperando a "Siña" Josefina que está en la caja".
"Siña" Josefina es la suegra de una de mis mejores amigas que también usa bastón y tiene 94 años y sigue viviendo sola, lo que os da una idea de lo estupenda que mentalmente está esta mujer. Continúo con la anécdota, le respondo a F:
_ Pero mujer no ves que está todo en obras y os podéis caer, ¡ays, que paciencia hay que tener con vosotras!
F, se echa a reir y me dice:
_ Anda traelé los medicamentos a "Siña" Josefina que ha dicho que tenemos que ir a buscarlos
_ Vale, le digo, pero ni te muevas de ahí, no sea que te caigas.
_ Anda, anda, y traelos, que yo te espero aquí, y calla, no digas nada, que ya te haré unas almendretas tostadas, que ahora tengo que hacer para mi hija y tu madre me dijo que te gustan mucho.
Traigo los medicamentos y veo que Jesús el de Ibercaja ya sale con Sra. Josefina y dice:
_ Mira que suerte, un servicio nuevo del Ayuntamiento, ayuda a los mayores para cruzar la plaza en obras, servicio a domicilio.
_ Ja,ja no estaría mal, _le respondo y cogiendo a Sra. Josefina del brazo me encaminó a donde tengo a F. esperando, entre risas les digo:
_ Vamos, una de cada brazo, _y así nos hemos encaminado a donde la plaza no está en obras, hemos parado al cartero que se disponía coger el coche y ha esperado hasta que nosotras hemos pasado.
_ Ahora daos el brazo e id hasta casa.
A lo que Sra. Josefina me dice:
_ ¿Yo, del brazo de esta?, ni en sueños, que seguro que me tira, mejor voy sola
F. se ha echado a reir y dice:
_ Espera que me pongo en marcha, _tiene Parkinson y le cuesta hasta que pilla el ritmo, una vez en marcha vuelve a decir; _ahora ya no paro hasta casa, que me cuesta mucho empezar a andar.
Y así han marchado en dirección a sus casas, cuesta arriba, una al lado de la otra, cada una con su bastón pero sin darse el brazo, en la esquina observaba M. otra "joven" de 94 años, y en la plaza sentados en el banco los hermanos E. miraban como se iban marchando las dos señoras.
Estas anécdotas se dan todos los días en mi pueblo, yo no las veo, pero tengo constancia de que se repiten un día sí y otro también: Loarre envejece a marchas forzadas y nuestros mayores se resisten a abandonarlo y a marchar con los hijos a la capital, tienen suerte, porque en los pueblos sigue habiendo vecinos solidarios que permanentemente velan por su bienestar. La pregunta es ¿en unos años tendré yo la misma suerte, seguiré teniendo buenos vecinos que velen por nuestro bienestar? Espero que sí y que no tenga que irme nunca de aquí.
Buenas tardes chicas, feliz día de San Demetrio