Hace unos años, cuando mi hija salió fuera de casa a estudiar, descubrí de pronto que la echaba de menos, que echaba en falta los portazos, los gruñidos, los "Oces, esto,...., Oces, lo otro, ..., Oces me voy"... y ahora aquí me tienes pendiente de una llamada que me diga "baja a buscarme, estoy en Huesca". La abuela preparando su comida preferida y yo arreglando su habitación para que en dos minutos vuelva a estar patas arriba, el padre intentando acabar de coger las olivas para poder bajar a acompañarme a buscarla. Y es que ese primer abrazo sabe tan bueno.... es un canto a la vida.
Te esperamos hija, tenemos la suerte de poderte esperar, me estoy imaginando cuando seamos mayores y te sigamos esperando a ti y a los tuyos por estas fechas... es emocionante, casi, he dicho casi, hace que desee tener canas.
Faltan apenas unas horas y parecen días. También sé que mañana habremos discutido algunas doscientas veces, pero eso es la sal de la vida, también sé que llegará en casa tocará chufa y saldrá corriendo a ver a sus amigos, eso también es normal en nosotros, jeje.
En fin que a ver si este reloj corre un poco más.