erraol

¡Mira que son feos! no entiendo como pueden estar tan locos por ellos los cazadores la verdad.

Bajaba yo esta tarde con tranquilidad a Ayerbe, escuchando la radio, relajada, con mis gafas de sol puestas, dejando que el paisaje verde obrara en mí y ¡zas! de repente un bicharraco de mas de un metro de alzada y otro tanto de ancho, vamos que no estaba desnutrido, se ve que la cosecha en la sierra es buena, ha salido desde un precipicio y pasa rozando el guardabarros delantero de mi coche.

Reacción, ya sé que no es la debida, frenazo, acción inmediata, cuello adelante y atrás, resultado mi cuello que había aprendido a estar calladito desde hace casi un año, se ha despertado. Ahora es cuando yo suelto un exabrupto que no voy a escribir porque una, aunque la mayoría de las veces no se note, fue educada en colegio de monjas. Pues eso, que estoy aquí pero podría perfectamente haberme ido para allá. Al menos me queda el consuelo de que el dolor es significado de que sigo aquí y que esto sólo ha sido una anécdota más que contar a mis nietos.

Mi coche bien, gracias, como un jabato, y que dure.